Los gases de efecto invernadero (principalmente el CO2) expulsados por las instalaciones sujetas al mercado europeo de derechos de emisiones —industria, generación de electricidad y aviación— cayeron en España un 9,4% en 2016. Tras un nefasto 2015, en el que estas emisiones crecieron más de un 10%, se produce ahora este descenso. En ambos casos, en el crecimiento y en la caída, el uso del carbón para generar electricidad es la clave.

Las emisiones recogidas dentro del mercado europeo de derechos —el más grande de todo el mundo— suponen en el caso español el 40% de todos los gases de efecto invernadero que expulsa su economía. El otro 60% se corresponde con los llamados sectores difusos, que incluyen el transporte, los usos residenciales, los residuos y la agricultura.

En toda Europa hay más de 13.000 instalaciones —centrales eléctricas y fábricas— y aerolíneas dentro del mercado de emisiones, que fija unos techos de CO2 y un sistema de compra y venta de derechos. En el caso español son cerca de 1.100 las instalaciones y empresas inscritas en el mercado. Y todas están obligadas a reportar anualmente sus emisiones.

La Comisión Europea ha publicado este lunes el listado de emisiones verificadas de cada una correspondientes a 2016. Las instalaciones de España emitieron 128 millones de toneladas de CO2 equivalente (la unidad de medida de los gases de efecto invernadero), según se desprende del inventario publicado. El año anterior fueron 141,3 millones. Eso supone una caída del 9,4% en 2016 respecto a 2015 (una bajada superior a la de la media europea). España se sitúa así en un nivel similar al de 2014.

La crisis que se desató en España en 2008 hizo que la economía se desplomara. Y con ella las emisiones de gases de efecto invernadero, que fueron cayendo año a año por el descenso en la demanda de electricidad, la actividad industrial y el transporte. Pero, a partir de 2013, esa caída de las emisiones se detuvo por el repunte de la economía.

A esa reactivación se unió en 2015 el clima: fue un año muy seco, y eso favoreció que la producción de electricidad con energías renovables —fundamentalmente hidroeléctrica y la eólica— cayera cinco puntos respecto al año anterior. El hueco que dejaron estas tecnologías limpias —que no emiten CO2— se cubrió con carbón.

La producción de las centrales térmicas que emplean ese combustible fósil —la forma más contaminante de generar electricidad— aumentó un 23% respecto al año anterior. Y esto hizo que se disparara el dióxido de carbono. En concreto, las emisiones de todas las instalaciones sujetas al mercado de derechos crecieron en 2015 un 10,3% en España.

Pero el pasado año la situación cambió. El porcentaje de generación con renovables se situó en el 38,9%, casi cuatro puntos más que el anterior ejercicio. Y la generación con carbón se redujo considerablemente; cerca de un 30%.

Este fenómeno se puede entender bien cuando se observa el comportamiento de la instalación que más CO2 emite de toda España: la Unidad de Producción Térmica de As Pontes, una central de carbón ubicada en la provincia de A Coruña y que acumula el 5,4% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero de las 1.100 instalaciones y empresas españolas sujetas al mercado de derechos. En 2015, As Pontes expulsó a la atmósfera 7,5 millones de toneladas de CO2 equivalente. El pasado año bajaron un 26,6%, hasta los 6,9 millones.

PREVISIÓN

Bernadett Papp, analista de la compañía Vertis, especializada en comercio de derechos de emisiones, apunta a que en el listado difundido este lunes hay unas 200 instalaciones que no han declarado sus emisiones de 2016. Pero añade que esta carencia no variará prácticamente en nada los datos finales de España, porque no se trata de grandes instalaciones.

Para conocer el comportamiento global de España —es decir, para saber todas las emisiones de gases de efecto invernadero del país en 2016— habrá que esperar todavía unos meses. Pero un informe del Observatorio de la Sostenibilidad presentado en febrero apuntaba ya a que las emisiones totales —contando con transporte, residuos, agricultura y usos residenciales— cayeron en 2016 un 3,1%; y se señalaba como uno de los factores determinantes el menor uso de carbón.

LA IMPORTANCIA DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES

El desarrollo de las energías renovables desde principios de esta década ha sido fundamental en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en España y en el conjunto de la UE. La Agencia Europea del Medio Ambiente, en un informe publicado este lunes, le puso cifras. En el caso español, y partiendo de los datos cerrados de 2014, la implantación de las renovables para generar electricidad permitió que se dejaran de emitir 38,8 millones de toneladas de CO2 equivalente (un 10% de reducción). En el caso del conjunto de la UE, ese porcentaje está en el 8%, es decir, en 2014 se dejaron de emitir 388,9 millones de toneladas de CO2 equivalente gracias a las renovables.

Sin embargo, desde 2012 la instalación de nueva potencia renovable está paralizada en España, debido a la moratoria decretada por el Gobierno. Este año se espera que el Ejecutivo vuelva a abrir la mano con la subasta de renovables que se está ultimando.

Fuente de la noticia: http://politica.elpais.com/politica/2017/04/03/actualidad/1491211085_760602.html